Mi hijo solo camina un poco más lento

Es el cumpleaños de Branko, y como todos los años, a pesar del desamor y la intolerancia que rodea la escena, el encuentro familiar es sagrado. Lo que vemos son conflictos sin resolución que ya sucedieron y son inevitables. La enfermedad en sus variadas manifestaciones corroe los lazos y carga las espaldas de quienes no pueden afrontar sus consecuencias y padecimientos. En el lapso de un día, en los preparativos de la fiesta, los personajes afrontan situaciones propias de su generación y de los vínculos desgastados por el tiempo. Y la eterna duda de que regalarle en este día tan especial.

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