Una mujer es un vacío semántico, un paréntesis, una elipsis, un cuerpo secreto. Una mujer es Lo que se dice en voz baja, lo que no pertenece al discurso. Es una máscara que se ha vuelto piel, una función social, un acto performativo, un mandato.
No tratamos de tematizar aquí la opresión ni el sometimiento sino la sujeción a un formato cultural, que es quien ordena los valores, los quehaceres, las relaciones. La proyección de máxima es propiciar un espacio de reflexión estético en torno de la imagen y el rol de la mujer, abordándolos desde la fragmentación cultural de la contemporaneidad.
Esta obra plantea la tensión entre lo visible y lo invisible, lo que se dice y el silencio porque cuando algo no se nombra no existe.
No tratamos de tematizar aquí la opresión ni el sometimiento sino la sujeción a un formato cultural, que es quien ordena los valores, los quehaceres, las relaciones. La proyección de máxima es propiciar un espacio de reflexión estético en torno de la imagen y el rol de la mujer, abordándolos desde la fragmentación cultural de la contemporaneidad.
Esta obra plantea la tensión entre lo visible y lo invisible, lo que se dice y el silencio porque cuando algo no se nombra no existe.