Fritzl Agonista

Una infancia arrebatada. Una mujer-niña que habla con la boca de su padre. Que eructa su aliento. Un padre que le ofrece demasiado amor de padre. “Todo es útil cuando es por amor, todo es inútil cuando es por amor”, le dice esa boca a los monigotes que actúan de espectadores en su pequeño teatro de terror. “Hay que hacer como con los pies de las chinas. A las chinitas les meten las patitas en zuecos especiales, en pequeñas hormas de acero, para que sus pies se mantengan diminutos impidiendo que crezcan. Es que se está mucho mejor a esa edad en donde no hay preocupaciones y escasas necesidades que, en todo caso, pueden ser satisfechas por sus padres, como Dios manda”. Josef-padre, Natascha-hija, un vínculo normal. Normal. ¿Qué es normal? Todo es normal. Yo soy normal, tú eres normal, él es normal. Normal, como el mundo.

Entre 1984 y 2008 Josef Fritzl, también conocido como "el monstruo de Amstetten”, mantuvo a su hija secuestrada en un sótano especialmente construido en su casa en Amstetten, Austria. Durante estos 24 años abusó sexualmente de ella de manera repetida, lo que resultó en el nacimiento de siete hijos, que mantuvo en cautiverio. El sótano estaba diseñado para ser completamente aislado del mundo exterior, con 8 puertas reforzadas y sistemas de seguridad que impedían que los cautivos escaparan. Fritzl controlaba todos los aspectos de sus vidas, desde la comida hasta la luz.

NOTA: La obra incluye un recorrido por escaleras, por lo que no se considera apta para personas con movilidad reducida.