Hermana Carne

Una casa, una puerta, un pato, anillos, un cumpleaños, amarillo...
“Ese olor a una vida lúcida” dice uno de los personajes.
¿Qué vida las esperaba más allá de esas paredes? ¿Qué amenazas las detienen?
Amarillo como un color desgraciado, como una pequeña maldición cotidiana.
¿La familia puede ser una maldición?
La imposibilidad es el motor de esta historia. La imposibilidad de ver al otro, de poner algo de amor ahí.
Una madre incapaz pero fantástica. Unas hijas en potencia pero vacías. ¿Una familia?
Vínculos ocupados a la fuerza.
El amor es intangible. ¿Esto es amor?
Ellas muy posiblemente no se hubieran elegido, pero están impregnadas una de la otra como una marca imposible de sacar. La familia no se elige, pero sí elegimos permanecer estancados en ciertos vínculos de sangre que son puro dolor.
¿Hay redención?
El teatro nos trae la posibilidad de imaginarnos, de vernos de un modo salvaje, descarnado que de otra manera no nos atreveríamos.

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