El abuelo del pescador

Inspirada en un relato breve de Thomas Bernhard, la obra deconstruye, a través de sus once personajes y sus doce escenas, que transitan desde la tragedia hasta la comedia de enredos, las situaciones que llevan a la camarera de hotel, Juana Cazador, a suicidarse. En enigmática clave kafkiana, el proceso judicial desarrollado contra el presunto culpable, el prestigioso profesor y traductor de la obra nietzscheana, Federico Altuser, nos muestra los absurdos, malentendidos y ambigüedades en las que incurre el ser humano cuando, en búsqueda de "la verdad" y La Justicia, es sometido a las reglas del Sistema, ya sea como víctima, victimario, testigo, juez o policía.
Inevitablemente, el espectado es convertido, a medida que se genera en él la intriga, en el único Jurado real y ficcional del hecho. Mientras, desde la orilla de una ría, el abuelo le recuerda a su nieto, el pescador, que todo fragmento de historia, todo trozo de un cuerpo mutilado, toda pequeña porción de verdad y de vida, es siempre parte de una Totalidad que, como la auténtica sabiduría, puede ser alcanzada solamente cuando se unen la razón y el amor.

"Cuando estamos a la búsqueda de la verdad sin saber cuál sea ésta, que no tiene de común con la realidad sino la verdad que no conocemos, estamos a la búsqueda del fracaso, de la muerte… de nuestro propio fracaso, de nuestra propia muerte, por lejos que se remonten nuestro pensamiento o nuestros sentimientos, o nuestra imaginación o por lejos que miremos hacia el porvenir, es la muerte, la ausencia de reposo o el reposo como fenómenos de debilidad, de fracaso… se trata de las ciencias, de las artes, de la naturaleza misma, marcas específicas de la muerte… Cuando hablamos de la vida y ponemos el dedo sobre ella, cuando nos ocupamos de la vida como de una decepción permanente de los conceptos de lo que es la naturaleza, —nosotros, los elementos teatrales...— un análisis letal nos resulta imposible." (En busca de la verdad y de la muerte, Thomas Bernhard -1967-)