Una de las cualidades que identifican a Leo Masliah, es el juego de palabras y “No juegues con fuego porque lo podés apagar”, no es una excepción. Los personajes de esta obra se van vinculando de determinada manera hasta que algún disparador del lenguaje transforma, sin solución de continuidad, ese mismo vínculo. Situaciones que llegan al enredo y a la fatalidad más grotesca llevadas al límite, pero que al momento de ser resueltas, desencadenan (disimuladamente) en otras situaciones completamente alejadas de las anteriores, y donde los personajes, sin dejar de ser ellos mismos, cambian su relación respecto a los demás. El humor absurdo domina la escena, pero no permite olvidar que, en definitiva, el autor, lo utiliza para castigar (malas) costumbres.
- LIBERARTE (2010)